Hay ocasiones en las que nuestros compromisos profesionales o personales nos obligan a hablar en público. Saber cómo se elabora un discurso nos permite ser persuasivos, comunicar con eficacia y llegar al receptor.

Analizar por completo la estructura de un discurso es muy complejo. Sin embargo, vamos a analizar las causas que hacen que un discurso sea eficaz, frente a los fallos más comunes que provocan que nuestro mensaje llegue al receptor de una forma defectuosa.

 

Antes de empezar, ¿qué es un discurso?

La mayoría de nosotros pensamos que en un discurso debe haber un auditorio, un público numeroso y un decano haciendo un resumen del año escolar. Sin embargo cada uno de nosotros damos varios discursos cada día.

Un discurso es una exposición ordenada de ideas, independientemente del entorno, del número de receptores y de lo preparada que esté la argumentación. Cada vez que exponemos una serie de ideas estamos dando un discurso. Por eso, es necesario conocer sus partes y sus características.

 

Articular un discurso en base a una estructura

La mayoría de las narraciones, tanto orales como escritas, disponen de una estructura definida, comenzando por una introducción, siguiendo por un nudo y acabando con un desenlace o conclusión.

Esta forma de narrar se puede aplicar a cualquier comunicación de nuestra vida diaria. De hecho, aunque de forma inconsciente, la mayoría de las veces que emitimos un mensaje lo hacemos siguiendo esta fórmula.

 

El lenguaje no verbal, la base de la persuasión

Para convencer hay que argumentar, pero antes debemos captar y mantener la atención. Cuando damos un discurso, ya sea formal o informal, tenemos que ser capaces de centrar la atención de los receptores en nosotros mismos. Para conseguirlo solo hay un camino, utilizar eficazmente el lenguaje no verbal.

Gestos, miradas, actitud, etc., se trata de la suma de muchos detalles que podemos llegar a controlar si comprendemos su importancia e influencia.

 

La confianza en cualquier situación como solución

Saber cómo se elabora un discurso no es suficiente, además tenemos que ser capaces de expresarlo con eficacia. La confianza en nosotros mismos va a potenciar nuestro mensaje, haciendo que llegue de una manera clara y concisa.

Si somos capaces de comunicar en cualquier situación podremos ser persuasivos y confiar en el poder de nuestras palabras.

 

La necesidad de mejorar los fallos comunicativos

Un mensaje bien comunicado llega. Por el contrario, los fallos de comunicación pueden lastrar cualquier discurso, incluso el más brillante. Si no somos originales, si dudamos, si los nervios hablan por nosotros, nunca podremos desarrollar todo el potencial de nuestras ideas.

Los fallos comunicativos son muy comunes. Estamos continuamente comunicando. Sin embargo, la mayoría de las personas no están en absoluto preparadas para hacerlo.

 

Y conclusión: cómo mejorar la comunicación de forma práctica

Solo hay un método posible que nos asegure una comunicación más eficaz, interiorizar los consejos acerca de cómo se elabora un discurso y practicar, practicar y practicar. Ser capaces de elaborar discursos e improvisar cuando sea necesario, sin nervios, sin miedo escénico.

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*Imagen: Pixabay

 

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